Como cualquier ciudadano, un español que vive fuera de su país tiene derechos y obligaciones. Una de esas obligaciones es registrarse en la embajada en su país de acogida como residente temporal (ERTA) o permanente (CERA). Pero la mayoría no lo hace y las razones son variadas y la mayoría fundadas:
- Los horarios de los consulados son de risa. Yo tuve que estar en Berlín antes de las 10 de la mañana.
- No todos los países tienen consulado en diferentes ciudades, y puedes encontrarte bastante, bastante lejos del mismo.
- Aunque supuestamente por ley tienes derecho a inscribirte en la embajada como residente temporal en el registro ERTA (estudiantes, trabajadores con un contrato por un período definido menor a un año, etc.), a las embajadas no les gusta mucho esta modalidad, porque es difícil controlar el flujo de personas y para el tema que nos ocupa, el voto, bastante engorroso.
La Marea granate realizó un trabajo estupendo y explicó con detalle en su página web los pasos a seguir para el voto rogado.
Como ellos bien dicen debemos poder votar en las elecciones autonómicas y generales de nuestro país de origen, pero al final para muchas personas el voto rogado se convirtió en voto robado porque no pudieron ejercer su derecho. En muchos casos, los votantes en cuestión se acordaron de registrarse en la embajada demasiado tarde, en otros todo parecía correcto pero las papeletas les llegaron una vez pasada la fecha de las elecciones. Y, para lo que espero que sea una minoría, las embajadas se lo pusieron difícil.
Yo me registré en noviembre de 2014 (como os conté en mi entrada de blog Casarse en el extranjero), así que estaba dentro del plazo. Además, en este país el correo funciona a la perfección, así que el proceso me resultó bastante fácil.
Una vez registrada, en mi caso, en CERA, te llega una carta a casa en la que te preguntan si vas a querer votar y en su caso si vas a querer hacerlo en la embajada o quieres hacerlo por correo. Como a mí la embajada me queda un poco lejos elegí la opción de voto por correo. Para ello tenía que solicitarlo mediante un formulario que me adjuntaban o por Internet. Lo hice por Internet y aunque la página habilitada era bastante mala y me dio varios errores, finalmente conseguí solicitarlo. A las pocas semanas me llegó un sobre con todas las papeletas: elegí mi voto de color sepia, lo metí en un sobre del mismo color, ese sobre dentro de otro sobre dirigido a la embajada y ese sobre en otro sobre que iba dirigido a Valencia. Todo esto te lo proporcionan gratuitamente y el franqueo está pagado. Como digo: fácil, fácil. Según las estadísticas publicadas después de los recuentos, en estas elecciones votaron alrededor de un millón de personas menos en comparación con las anteriores. ¿Casualidad?
Espero que la presión ejercida (manifestaciones, artículos y demás) sirva para que en las elecciones generales a todos los residentes en el extranjero, temporales o no, votar les resulte igual de fácil que a mí.
Y luego están las municipales, en las que participaré el próximo domingo, porque para esas voto en Dresde, ya que estoy empadronada aquí. Y para que veáis que no solo la política española se está volviendo innovadora os dejo una foto de una candidata (¿candidato?) colgando el cartel electoral del partido al que representa.
Silvia Ortiz
Consultora lingüística
http://www.silvia-ortiz-translations.com