Para ayudar a los consumidores de la Unión a reducir sus facturas de energía y la huella de carbono, a partir del lunes 1 de marzo de 2021 empezará a aplicarse en todas las tiendas y minoristas en línea una nueva versión de la ampliamente reconocida etiqueta energética de la Unión. Las nuevas etiquetas se aplicarán inicialmente a cuatro categorías de productos: frigoríficos y congeladores, lavavajillas, lavadoras y televisores (y otras pantallas externas). El 1 de septiembre habrá nuevas etiquetas para las bombillas y lámparas con fuentes luminosas fijas, y en los próximos años será el turno de otros productos.

Al ser cada vez más los productos que alcanzan la clasificación A+, A++ o A+++ con arreglo a la escala actual, el cambio más importante consiste en volver a una escala más sencilla (A-G). Esta escala es más estricta y está diseñada de manera que muy pocos productos puedan alcanzar inicialmente la clasificación «A», lo que deja espacio para incluir productos más eficientes en el futuro. Los productos más eficientes energéticamente que se comercializan en la actualidad normalmente irán etiquetados a partir de ahora como «B», «C» o «D». Las etiquetas incluirán varios elementos nuevos, como un enlace QR a una base de datos para toda la Unión que permitirá a los consumidores acceder a más información sobre el producto. A partir del 1 de marzo también entrarán en vigor varias normas sobre diseño ecológico, en particular sobre la reparabilidad y la obligación de que los fabricantes sigan disponiendo de piezas de recambio durante varios años después de que los productos hayan dejado de comercializarse. | RAPID, IP/21/818, 1.3.2021

Tribunal de Cuentas Europeo. Informe Especial 01/2020 Medidas de la UE en el diseño ecológico y el etiquetado energético: una contribución importante al aumento de la eficiencia energética frenada por retrasos significativos y el incumplimiento de las normas (DOUE C 18/02, 20.1.2020)

La legislación relativa al diseño ecológico se basa en la disposición de requisitos mínimos en materia de eficiencia energética y medio ambiente para productos destinados a los hogares y a la industria. El etiquetado energético de la UE informa al consumidor del consumo energético y del rendimiento medioambiental de los productos, y le ayuda a tomar decisiones con conocimiento de causa.

El Tribunal concluyó que las medidas de la UE contribuyeron efectivamente a alcanzar los objetivos de la política de diseño ecológico y de etiquetado energético, aunque su eficacia se redujo por los considerables retrasos en el proceso reglamentario y el incumplimiento de las normas por fabricantes y minoristas.

Las recomendaciones del Tribunal a la Comisión tratan sobre las mejoras del proceso reglamentario y la forma de medir y notificar el impacto de la política, además de las medidas para facilitar el intercambio de información entre las autoridades de vigilancia del mercado y mejorar el cumplimiento de la política.

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